Las calles vienesas tienen nombres muy extranios para un ser hispanoparlante como quien les habla. Por eso en los tranvias hay q estar muy atento para no pasarse de parada, de vez en cuando una voz sale de unos parlantes y calculo q habla sobre conexiones con otras lineas, pero lo q realmente dice no puedo saberlo, sin embargo con mi amigo Gonex especualmos sobre el posible contenido de dichos mensajes, probablemente no nos acerquemos demasiado a la realidad ya q nuestras conjeturas hacen referencia a la vida privada del locutor, aunq nunca se sabe.
En el 18 llegamos al palacio Belvedere, ahi se puede ver a Klimt, Schiele y Kokoschka entre otros. A la vuelta de esa visita preferimos consultar con un ser q conozca de la zona, un equivalente a los kioscos de diario de capital federal, para volver al hostel.